Camino a ninguna parte. Bitácora errática.: De La Pedriza a Matasanos

El Alto de Matasanos (2058) desde las inmediaciones de Peñas Linderas (2107)

Mi idea hoy era subir desde La Pedriza hasta la Cuerda Larga, en concreto hasta Asomaté de Hoyos (2242). Pero no era mi día. Supongo que la combinación del indecente madrugón que me he dado tras una noche insomne, las molestias estomacales que he llevado todo el camino y el inclemente cuestón que conduce sin tregua hasta el Collado de Miradero (1882) han hecho que llegue exhausto al mismo. Una vez allí me he tomado un gel con cafeina (no suelo, quería probar) pero nada. Ni con "doping" he encontrado el ritmo. De todas formas he seguido un rato en busca de un supuesto sendero, que en tiempos recuerdo que sí que existía y de hecho viene en el mapa de Alpina, que traspone a media ladera la cuerda que une La Pedriza con la Cuerda Larga a través del llamativo Alto de Matasanos y Peñas Linderas. Como se ha debido borrar por el desuso he tomado otro que, por el fascinante espaldar de La Pedriza, lleva al Collado de Matasanos (1964). Lo que ocurre es que esta senda pasa por el este del risco y se topa con un muro que exige trepada. No parece difícil (I/I+ como mucho) ni muy expuesto y de hecho he comenzado a subir, pero como tengo por norma no arriesgar nada yendo solo y no conozco la continuación de la ruta y si se complica más o no, he decidido dar la vuelta y navegar un poco entre piornos por la más amable cara oeste hasta ganar la cuerda en Peñas Linderas. Esta ha sido la puntilla. He llegado a ver, por terreno ya más despejado y no muy empinado, que no debía quedar más de un cuarto de hora para llegar a Asomaté de Hoyos, pero me he agobiado, llevaba más de dos horas y media desde el coche y no tenía muy claro por dónde volver dadas las circunstancias, estaba en un monótono cordal de estos que no se acaban nunca, me encontraba flojo y encima me han empezado a dar calambres en los aductores. Pero calambres muy dolorosos, he llegado a pensar que era otra cosa peor. Y encima las numerosas cabras que he encontrado por aquí no hacían más que silbar para advertirse de mi presencia, pero las muy cachondas parecían reirse de mi pequeñez. Así que lo he mandado todo a freir espárragos y me he vuelto al collado del Miradero. Curiosamente he encontrado trazas de la senda que he buscado a la ida, incluso algún hito, pero en general he ido por donde he podido. El largo descenso lo he hecho gestionando el sufrimiento, cuestión que no viene mal entrenar, así que tampoco puedo decir que haya sido un día inútil. Al final me han salido casi 23 kilómetros, 1.200 metros D+ y algo más de cuatro horas, llegando reventado eso sí y con mis New Balance MT110 destrozadas... Si es que La Pedriza es muy dura.